UN TRABAJO PARA TODOS

Es posible involucrar a los niños en las actividades del hogar como lavar los platos o barrer y convertirlas en agradables momentos familiares. Entonces, se convierte en una opción emprender dichas acciones en familia, Casi siempre es a la madre a quien corresponde las labores del hogar.. Sin embargo, es posible convertir de esas tediosas actividades en un punto de encuentro para la familia.

La edad es lo de menos, lo relevante es conseguir la manera de incorporar a todos los miembros del clan.

Tal y como lo expone la terapeuta familiar y escritora Laura Gutman en su artículo Colaborar en casa ¨Podemos tener ambos una escoba y barrer juntos, mientras alabamos las dotes de gran limpiador del niño en cuestión. Posiblemente quede tanto polvo como antes de empezar, pero mientras tanto hemos estado juntos”.

Probablemente, sea un poco cuesta arriba para los esposos que no son muy dados con las actividades del hogar. No obstante, si se logra involucrar a todo el grupo familiar, será una invitación tentadora, aunque sea a traer las bebidas a la mesa.

Lógicamente no será sencillo lograr una colaboración constante, tendrá que llegar a acuerdos con todos los integrantes del grupo familiar. Intercambiar actividades, proponer juegos o competencias puede hacer atractivo lo inevitable. El reto está en lograr la participación de todos de manera permanente

 Persiste el mito de que a los hijos nadie los puede educar como una mujer, o que la cocina es ámbito femenino. Dicha concepción estereotipada provoca el fenómeno de la doble jornada.

UIrich Beck, en su libro La sociedad del riesgo, hacia una nueva modernidad (Barcelona: Paidos, 1999), sostiene que el concepto de igualdad se entiende de manera diferente para varones y mujeres, para ellas igualdad es "más educación, mejores oportunidades laborales, menos trabajo doméstico… para ellos significa contrariamente: más competencia, renuncia a la carrera, más trabajo doméstico”.

Un estudio exploratorio dirigido por investigadores de la Universidad Autónoma de México, demostró que "en su gran mayoría, las mujeres siguen siendo las que realizan el trabajo doméstico, lo cual demuestra que a pesar de que ellas se han insertado al trabajo asalariado, la distribución de las labores domésticas no ha sufrido cambios equivalentes dentro del hogar".

Persiste además la paradoja de entender que el cuidado de niños y la mantención de hogares estables es de primera importancia, no obstante, se considera el trabajo doméstico como "no productivo".